jueves, 8 de abril de 2010

Crónica a vuela pluma de la Semana Santa de Málaga 2010 (Lunes Santo)

Crucifixión sale a la calle a la hora en que los platos del almuerzo humean aún en muchos hogares. Aún así han conseguido su propio público de Lunes Santo (y no me refiero sólo al que se da cita en calle Carrión). Recuerdo cuando no hace muchos años esos tronos pasaban por una desolada Carreterías y ahora llevan acompañamiento desde el principio. Su recorrido de este año bonito, pero largo y exigente (con la Catedral al regreso). La citada subida de la cuesta de Carrión para el encierro es uno de los momentos épicos de la Semana Santa de Málaga, demostrando que lo más estético no tienen por qué ser los pulsos ni aspavientos cara a la galería, sino el placer de ver un tono con una cadencia dulce y sin perder el paso (como una lenta y acompasada verónica taurina). Chapó por todos los hombres de trono y por el capataz que este año se estrenaba en la Virgen.
Pasión cumple siempre con la seriedad y rigor que nos tiene acostumbrados. El nuevo Simón de Cirene que estrenaban este año es un completo acierto: supera artísticamente al antiguo y su tensión dinámica se complemente con la "terribilità" miguelangelesca del soberbio Cristo de Ortega Bru. Los capataces y hombres de trono de la virgen del Amor Doloroso (una de las advocaciones más hermosas) parece que comienzan a coger el truco del complicado movimiento de palio que tantos problemas les ha traido en años anteriores.
La religiosidad (forma de expresear y sentir el fenómeno religioso) es algo aún más complicado y personal que la religión en sí. Dicho esto sigue chocándome el espectáculo de Gitanos. Respeto profundamente su expresión de religiosidad pero ¿no podría hacerse dentro de un orden? Entre los tronos y la banda de música (no lo olvidemos, al servicio de trono, titulares y hombres de trono) se inserta un caótico abismo de "promesas" que rompe esa comunión entre música y procesión. Otra cuestión es el trono del Cristo, pide a gritos una renovación, aunque sería de desear que resptando lo más posible la estética del actual (como ya han hecho Ánimas de ciegos o Soledad de Mena).
Estudiantes es una cofradía con cierto sabor a inmovilismo (para lo bueno y lo menos bueno). Lleva igual desde que tenemos uso de razón y han conseguido así muchas señas de identidad propia. La estética pija y elitista que se ve en sus varales (gomina, trajes, etc) me resulta casi tan chocante como la de Gitanos. Curioso que dos caras de una misma moneda se den cita el mismo día. Así es de grande y contradictoria nuestra Semana Santa. El palio de la Virgen pide una restauración a gritos.
Una de las gozadas para los sentidos del Lunes Santo es escuchar a la banda de Miraflores-Gibraljaire tras el Cristo del Perdón. Si encima tocan Margot y el entorno es Echegaray, la experiencia es sobrecogedora. Esto lleva a preguntar ¿por qué la mejor banda de nuestra ciudad (y con diferencia) no se prodiga más en nuestra Semana Santa? ¿Problema económico? ¿de gustos? Que alguien me resuelva este misterio. El trono de Dolores del Puente no deja indiferente a nadie, ni siquiera a uno mismo que cada año parece contemplarlo con ojos y gusto diferentes. Aparte de eso sigo pensando que la corona es excesivamente grande y que necesitaría algo más de iluminación.
El Cautivo en su línea de siempre. Nunca defrauda pero tampoco sorprende. La presencia de los regulares y en especial su banda de música (¡ridículas y destempladas chirimías!) fue simplemente un desatinado despropósito y abre el interrogante de si realmente la presencia militar debe darse a cualquier precio. El trono de la Trinidad recuperó la dignidad perdida el año pasado, cuando el corte con la sección del cautivo era de una hora. ¡Qué lejos quedaron (por fortuna) aquellos tiempos en que la Virgen iba literlamente sola y abandonada por la calle eclipsada por el fervor hacia su propio hijo!

5 comentarios:

  1. Lo único negativo de ser hombre de trono es que, a cambio de disfrutar bajo el varal, se pierde uno el espectáculo de las procesiones en la calle. Y sí que es cierto que el recorrido de Crucifixión fue muy exigente: casi media hora de subida a Calle Carrión como colofón a una procesión de casi nueve horas...

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  2. Que fervor hay que tener para llevar a la virgen en una calle de tal calibre.

    Un saludo!

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  3. Para quien está llamado, ser hombre de trono es como una potente droga: una vez lo has probado, no puedes vivir sin ello cuando llega la Semana Santa...

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  4. Está claro que nos tira la sangre y los amigos,
    de lo mejorcito del Lunes Santo la subida elegante y parsimoniosa de Carrión.
    Espectacular Miraflores-Gibraljaire en Echegaray y todo lo contrario para la banda de los regulares, mas que regulares malos.

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  5. Hablando de lo que tiran los amigos: aparte de las fuerzas de flaqueza que saca uno por sí mismo en momentos como ese, fue muy emocionante y toda una inyección de ánimo escuchar la voz de Ricardo detrás del trono animándonos a Salva y a mí entre muestras de aliento a sus hombres de trono de la cola.

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