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Lev Yashin, la mítica "Araña negra" del Dínamo de Moscú y la extinta U.R.S.S. |
En la última visita de la selección española a la Rosaleda, un niño que no debía llegar a los diez años contemplaba ensimismado el entrenamiento desde la grada. Debía venir directamente del colegio porque, además de vestir la equipación de su ídolo, llevaba su foto en la carpeta y hasta en la mochila.
–Papá, ¿Tú crees que Casillas es un superhéroe? El padre, con cierta desgana en el tono de su respuesta, devolvió a su hijo a la prosaica realidad.
–Si, sólo que éste no vuela.
Son los superhéroes del fútbol: visten una indumentaria especial que les distingue del resto de los vulgares jugadores que pisan el césped y poseen superpoderes tales como tocar la pelota con las manos o desmaterializarse aparentemente en un palo y aparecer en otro para cruzarse en la trayectoria del balón. De algunos se dice, incluso, que pueden desviar la pelota con su sola mirada. Enemigos de los villanos del gol, pues su misión es evitarlos. Hoy hablaremos de los porteros de esta Eurocopa. Tipos de la estirpe de Yashin, Iríbar o Zoff que pueden llegar a recibir apelativos como “la Araña negra” o “el Santo”.
Petr Čech (Pilsen, República Checa. 1982) es uno de los superhéroes más completos de esta competición. A pesar de poseer poderes sobrios como la colocación bajo palos o la seguridad blocando, también puede presumir de espectaculares cualidades como la supervelocidad, que le permite tener unos reflejos dignos de felino. Pero, como muchos otros superhéroes, el distintivo más llamativo de Čech es su uniforme. En el año 2006 un combate mortal contra los villanos del gol estuvo a punto de costarle la vida, desde entonces un casco protege su único punto débil: la cabeza.
El coloso incapaz de pasar desapercibido en su vida de incógnito responde al nombre de Manuel Neuer (Gelsenkirchen, Alemania. 1986). Es, como “la Cosa”, un muro infranqueable contra el que rebotan los balones. Posee además la asombrosa cualidad de aumentar su tamaño hasta ocupar toda la portería, como ya tuvieron oportunidad de comprobar los jugadores del Real Madrid y el Chelsea en las tandas de penaltis de la presente edición de la Champions. De sus poderes van a depender buena parte de las posibilidades de Alemania en esta competición.
Si los superhéroes formaran un supergrupo, Gianluigi Buffon (Carrara, Italia. 1978) sería sin duda el jefe. Es un líder austero y silencioso que con sólo un gesto organiza y manda a sus hombres; es el capitán más veterano; y al que sus propios compañeros de la portería suelen elegir como mejor guardameta en las encuestas. Por si fuera poco, ha experimentado todo lo que un superhéroe puede vivir: la gloria de ser campeón con su club y selección; la amargura del descenso con la Juventus; e incluso el coqueteo con el lado oscuro al estar bajo la sospecha de diversos escándalos. Poco amigo de lucimientos y partidario de la sencillez, es capaz de la acción más espectacular cuando la necesidad lo requiere.
Iker Casillas (Madrid, España. 1981) es el típico muchacho metido a superhéroe por casualidad (y un poco a su pesar) al recibir sus superpoderes de forma accidental. De esos que tratan, inútilmente, de continuar con su vida “normal”. No le falta ni la clásica novia periodista. Se consagró nada menos que en la final de la Champions de 2002 teniendo que salir a sustituir a César, el portero titular, por una inoportuna lesión. Iker se despojó del chándal, descubrió su uniforme y saltó al campo para convertirse en el superhéroe de la noche salvando a su equipo y llevándolo hasta la victoria. Algo que, desde entonces, no ha dejado de repetir ni en el Real Madrid ni en la selección española.
En la Rosaleda, un balón cruzado se dirigió directo a la escuadra cuando Casillas se hallaba cubriendo el otro palo. De repente, sin que nadie supiera como, el guante del portero apareció desviando el balón lejos de la meta.
-Te equivocas, Papá. Iker si que vuela. El padre no tuvo nada que objetar.
Iker Casillas (Madrid, España. 1981) es el típico muchacho metido a superhéroe por casualidad (y un poco a su pesar) al recibir sus superpoderes de forma accidental. De esos que tratan, inútilmente, de continuar con su vida “normal”. No le falta ni la clásica novia periodista. Se consagró nada menos que en la final de la Champions de 2002 teniendo que salir a sustituir a César, el portero titular, por una inoportuna lesión. Iker se despojó del chándal, descubrió su uniforme y saltó al campo para convertirse en el superhéroe de la noche salvando a su equipo y llevándolo hasta la victoria. Algo que, desde entonces, no ha dejado de repetir ni en el Real Madrid ni en la selección española.
En la Rosaleda, un balón cruzado se dirigió directo a la escuadra cuando Casillas se hallaba cubriendo el otro palo. De repente, sin que nadie supiera como, el guante del portero apareció desviando el balón lejos de la meta.
-Te equivocas, Papá. Iker si que vuela. El padre no tuvo nada que objetar.
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Iker Casillas volando en la final del Mundial 2010 |