A Salvi R. Q. Que los Reyes Magos te traigan siempre mejores regalos que al Málaga
Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente representados en un anuncio promocional del Málaga C.F. |
Filólogos e historiadores no terminan en ponerse de acuerdo sobre el origen etimológico del nombre "Málaga". Los fundadores fenicios de la ciudad tenían la mala costumbre (como casi todos los pueblos semíticos) de no utilizar vocales en su alfabeto. De esta forma, palabras con significado totalmente distinto pero que coincidían en tener exactamente las mismas consonantes, se deducían simplemente por el contexto de la frase. En el caso del nombre de la ciudad hay diversas teorías, pero la más aceptada admite que MLK' (que es transcrita como Malaka) puede significar "rey" o "reina". Ya tenemos una primera pista.
El Málaga nunca ha tenido mucha suerte en su relación con los Reyes Magos. Habrá aficionados de mi generación que aún recuerden por ejemplo al malogrado "Palomo" Usuriaga. Los futbolistas colombianos (con el entrenador "Pacho" Maturana a la cabeza) comenzaban a despertar asombro en Europa gracias a su papel en las competiciones sudamericanas y un C.D. Málaga, que se asomaba al descenso, se aprestó a incluirlo a bombo y platillo en su carta a los Reyes de 1990, con el glamur añadido de ser el primer colombiano llegado a la liga española. Jugó seis partidos, marcó un gol y su escasa aportación nada hizo por evitar el descenso. Quien si solía acertar en las peticiones a Sus Majestades de Oriente era Irigoyen, presidente del Cádiz. No había año que su regalo no sirviera para salvar al equipo de un fracaso in extremis cuando el naufragio parecía consumado. En su lista de Reyes de 1991 incluyó a Dertycia, un delantero argentino rebotado de la Fiorentina por problemas psicológicos al que su estrés alopécico le valió por parte de la afición amarilla el cariñoso apodo de Míster Proper. Cuando el destino quiso que el Cádiz de Dertycia se cruzara con el Málaga de un ya defenestrado Usuriaga en la promoción de ascenso de junio de 1991 (resuelta en una dramática tanda de penaltis), quedó claro cual de los dos equipos se encomendaba a un rey mago más eficiente.
En 2010 el club cayó en manos de lo que prometía ser, si no un rey mago, sí un jeque multimillonario que además también venía de Oriente. Al-Thani se asemejaba en porte y obsequiosidad, al mismísimo rey Baltasar. Con él se hicieron realidad esos regalos que, de inalcanzables, nadie se atrevía de niño a escribir en su lista por no tentar que el poder de los Reyes pudiera ser limitado. Así llegaron los Baptista, De Michelis, Van Nistelrooy, Toulalan, Cazorla, Joaquín, Isco... En dos temporadas el equipo se desmanteló por impagos y todo tipo de trapacerías hasta ser intervenido judicialmente. A efectos de infancia, aquello fue comparable a despertar el seis de enero con el Scalextric, el Ibertren y el fuerte de Famóbil (Playmobil se llamó después) para que a los pocos días te los arrebataran de las manos unos acreedores llegados en el camión de El Corte Inglés porque los Reyes los hubieran adquirido con un talón sin fondos. Sobre "Baltasar" Al-Thani pesa una orden internacional de detención acusado de blanqueamiento y apropiación de capitales.
Manolo Gaspar fue un lateral derecho sin especiales dotes técnicas que suplía con dosis de brega y combatividad, algo que en la parroquia blanquiazul suele gustar. Como el puesto titular pertenecía a Jesús Gámez, Gaspar acabó recalando en equipos como el Almería o el Levante y aún tuvo tiempo de regresar a Málaga como suplente del propio Gámez y terminar su carrera en El Palo, el equipo de su barrio. En 2019 la afición recibió ilusionada la apuesta de su contratación como director deportivo: un chico de la casa, de un barrio popular, con apellido de rey mago... Gaspar comenzó a moverse por el mercado con la misma entrega y voluntad que en el campo y trajo a precio de saldo nombres aparentemente contrastados por su solvencia en la categoría de plata. En un habitual arranque de euforia desmedida, los medios locales lanzaron las campanas al vuelo bautizándolo como "El Monchi de La Rosaleda", el hombre destinado a reunir los mimbres para el deseado retorno a la primera división. En la temporada pasada el equipo salvó la categoría de chiripa y en la actual no ha abandonado los puestos de descenso desde la primera jornada. Ya no hay malaguista a quien le ilusionen los regalos del rey Gaspar.
Si partimos de que Málaga significa "rey", en lo que sí coinciden filólogos e historiadores es en que sería una referencia al título honorífico del dios fenicio Melkart, cuya derivación en forma cristianizada no es otro nombre que Melchor. A ver si resulta simplemente que el Málaga lleva toda la vida enviando la carta al rey mago equivocado.