lunes, 31 de octubre de 2011

Música para una noche de fantasmas

El inigualable barítono-bajo Hans Hotter
caracterizado como el Holandés Errante
Doy por hecho que la creciente popularidad de Halloween forma parte del inevitable proceso de globalización cultural y que desde que el ser humano existe, ha tendido al mestizaje. Lo que no soporto es ver como se adaptan alegremente costumbres foráneas (gracias sobre todo a los todopoderosos medios de difusión como el cine o la televisión) mientras las fiestas y tradiciones autóctonas caen en el olvido y el desprecio. Hoy mismo decía Carrasquilla (la tienda más antigua de disfraces en Málaga) que vende muchos más artículos en Halloween que durante los Carnavales. Incomprensible.
Esa es la razón que siempre me ha hecho detestar el éxito de la noche de Halloween, aunque desde que soy padre la tolero algo más debido a que es una fiesta por y para niños impregnada de la misma inocencia que la noche de reyes (también cada vez más arrinconada por Papá Noel). En cualquier caso es una buena excusa para repasar esta noche el poco comocido tema de los fantasmas en la música... Qué ustedes se aterroricen bien.

Karl Maria von Weber (1786-1826) fue pariente político de Mozart y un digno continuador del genio salzburgués en el campo de la ópera. En este terreno es precisamente el mejor exponente del romanticismo alemán y sus temas fantásticos poblados de brumas, bosques, espíritus y leyendas. Su obra más conocida es sin duda El cazador furtivo, una ópera  en la que uno de sus protagonistas pacta con un demonio para ganar un concurso de tiro. Ésta es precisamente la escena de la invocación, conocida como "la garganta del lobo".



Richard Wagner (1813-1883) fue un gran admirador de Weber y en sus románticas óperas de juventud también recreó el fantasmagórico mundo de las leyendas. El holandés errante es la historia de redención de un marino condenado a la vida eterna por tentar al Diablo durante una tormenta. Sólo la fidelidad de una mujer pueden darle descanso a él y su tripulación de espectros.



Modest Mussorgski (1839-1881) es uno de los grandes representantes del nacionalismo ruso. Como muchos grandes genios se adelantó a su tiempo y sus armonías, llenas de aristas punzantes, fueron incomprendidas incluso por colegas como Rimsky-Korsakov, que reorquestó y "dulcificó" casi todas las partituras de su compañero tras su prematura muerte debida a los estragos del alcohol. El poema sinfónico Una noche en el monte pelado es la recreación de un aquelarre, aunque originalmente estaba destinado a ser una escena de pesadilla en una ópera inconclusa de Mussorgski. No está nada mal la adaptación animada que Disney realizara para Fantasía dirigida por el gran Leopold Stokowski.

viernes, 21 de octubre de 2011

Dibujos animados y desanimados

El "tío Walt" me provoca
más escalofríos que Norman Bates

Nunca he sido un gran aficionado al género de animación. Ya desde niño prefería una de aventuras, un musical, una comedia o incluso un western antes que una película de Disney. Bambi me dejó una huella tan traumática que me ha impedido volver a verla de adulto y cuando he revisado alguno de los clásicos de toda la vida me han parecido llenos de aburridos números musicales, sentimentalismo melifluo y un sadismo gratuito,   así que no me extrañaría que el “tío Walt” hubiera padecido alguna clase de trastorno bipolar. Lo que sí es cierto es que no ocultó sus simpatía por todos los fascismos europeos, que fue un entusiasta colaborador de “la caza de brujas” macarthista y que los estudios Disney eran los únicos de Hollywood en los que no trabajaban judíos.
Disney  ejercía un control tan absoluto sobre el proceso creativo de sus películas que cuando murió los estudios cayeron en una lógica decadencia. A finales de la década de los ochenta un nuevo grupo de ejecutivos se hizo con el control de la compañía y decidieron sacarla a flote cambiando el espíritu de todo aquello que había sido "marca de la casa". La apuesta consistía básicamente en ir aligerando y modernizando los numeritos musicales, hacer guiones aptos tanto para niños como sus papis (que a fin de cuentas también veían la película) e ir sustituyendo progresivamente las dosis de crueldad y mala leche por sentido del humor. Surgieron así películas como La sirenita, La bella y la bestia, Aladdin, El Rey León, Pocahontas, El jorobado de Notre Dame o Hércules que no tardaron en llevar a los estudios Disney a una segunda edad de oro. Paradójicamente muchos de los nuevos ejecutivos eran judíos.
Para quien esto escribe fue una grata sorpresa volver a ver una película de animación y encontrarse con el nuevo giro dado por la compañía Disney, sobre todo porque el éxito de su nueva fórmula influiría en todo el género (y no sólo en su productora) para siempre. La ventaja de que el canon de las películas de animación hubiera sido tan estricto era que todo estaba por hacer...

Mulan (1998)
Hasta ese momento la película de animación que rompía con más tópicos. La protagonista no sólo no era una occidental, sino que incluso no se trataba de una chica en apuros, sino una muchacha que, haciéndose pasar por hombre, es capaz de vencer una batalla y salvar todo un imperio de uno de los "malos" más conseguidos de la historia de la animación (es brilantísimo el recurso narrativo de mostrar una simple muñeca para contar como los hunos planean y consuman el arrasamiento de una aldea. Seguro que el "tío Walt" hubiera preferido mostrarnos como destripaban viva a la dueña). Al final, en otra inesperado giro del guión, son los rudos compañeros de armas de la chica los que se disfrazan de mujeres para salvar al Emperador. Eso sí, el héroe resultaba demasiado cachas y machote para travestirlo. Tampoco se podía pedir que hicieran saltar todos los tópicos por los aires a la primera ocasión.


Monstruos S.A. (2001)
Pixar (compañía filial de Disney) ya había revolucionado el mundo de la animación en 1995 con Toy Story, primera película de la historia realizada íntegramente con efectos digitales. En esta ocasión nos sorprendía con un  mundo paralelo al otro lado de los armarios de los niños, poblado por  hilarentes monstruos. La escena de la huida interdimensional a través de las puertas es, a juicio de quien esto escribe, una de las mejores  persecuciones (y sin duda la más imaginativa) de la historia del cine. La resolución de la historia es tan sorprendente como divertida.





Shrek (2001)
La productora de Spielberg ya se había interesado por las películas de animación desde que en 1986 realizara Fievel y el Nuevo Mundo, aunque la cinta pasó por las pantallas sin pena ni gloria. En esta ocasión  (como en el poema Un mundo al revés de José Agustín Goytisolo) sí que todos los tópicos infantiles saltaron por los aires en un mundo de cuentos con príncipes malvados y heroicos ogros a la busca de princesas monstruosas. La secuela incluía a un divertido Gato con botas de acento andaluz (y casi me atrevería a decir "paleño) interpretado por Antonio Banderas, si bien era mejicano en la versión original. Es de justicia decir que las tres primeras películas de esta lista tienen en común el genial doblaje de José Mota, un hombre al que sin embargo no soporto como humorista.


Up (2009)
El guión de esta película estuvo varios años durmiendo en un cajón Una cosa era romper con los tópicos y otra bien distinta atreverse a hacer una historia protagonizada por un viejo solitario y gruñón en lucha contra la especulación inmobiliaria que junto a un niño con problemas de sobrepeso e integración social acaba viviendo la aventura de su vida. La magnífica escena del principio en la que se cuenta toda la historia del anciano sin una sola palabra contaba con el precedente de la también estupenda Wall-E y me parece uno de los mayores ejemplos de talento vistas en una producción de Hollywood en muchísimos años.





Según una leyenda urbana tan siniestra como sus clásicos infantiles, Walt Disney fue criogenizado a la espera de tiempos mejores. Puede que se trate de una historia sin fundamento, aunque también podría ser que con unas películas divirtiendo tanto a niños como a mayores y su productora llena de judíos, cualquiera es el guapo que se atreve a descongelarlo.

¡Si llego a saber lo que había dentro, no abro el congelador!

domingo, 9 de octubre de 2011

Como un viejo soldado

"Exilio en la roca", por Joseph Mallord William Turner (1775-1851)
Decía el general MacArthur que los viejos soldados no mueren, sino que se desvanecen en la distancia.
El destino quiso brindarle a este veterano la oportunidad de retirarse emulando su primera misión. Como un viejo soldado, preparó con mimo antes de irse a dormir un uniforme similar a aquel primer uniforme. Tras años de experiencia, aquella noche pareció un novato que se remueve insomne en la cama la víspera de su estreno y cuando al fin durmió, soñó con una flor que lució aquella primera vez esperando la mirada de una mujer. Al día siguiente ocupó por última vez su puesto junto a unos compañeros que, como venía siendo habitual desde hacía un tiempo, eran más jóvenes que él.
Lo que nunca pudo imaginar es que sus fuerzas le fallaran antes de poder cumplir con su misión. Con angustia acudió a su memoria como fuente de motivación. Recordó el tacto de aquel primer uniforme. Recordó aquel clavel prendido en la mirada de una mujer y sobre todo, recordó como aquella primera vez, cuando le abandonaron las fuerzas, otro veterano de voz aguardentosa le espoleó como un viejo sargento impidiéndole abandonar las filas y conduciéndolo hasta el final para acabar encontrándose con su propia dignidad y orgullo. Recordó y a pesar de ello (o quizás por ello), las fuerzas le abandonaron definitivamente.
Se despidió cabizbajo, abandonó la fila derrotado y se perdió entre la multitud con una vergonzosa sensación de fracaso. Si hubiera girado la vista hacia sus compañeros, habría advertido como le admiraban en respetuoso silencio mientras se desvanecía en la distancia. Como el sol entre las nubes aquella mañana de octubre. Como un viejo soldado.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Pactar con el Diablo

Cuando comencé este blog me propuse que sólo trataría temas que me agradaran, pero una conversación con mi buen amigo Juan Moreno (gran aficionado al fútbol, deportista y colchonero de pro), me convenció de que debía escribir este artículo.

Florentino, la plantilla y el madridismo en general se han entregado a José Mourinho en cuerpo y alma
La escena inicial de esta historia es bien conocida por todos: un pobre infeliz vende su alma al mismísimo Diablo movido por la avidez de éxito, fortuna, placer y gloria. La escena final de la historia es también de sobras conocida: la satisfacción de esas vanidades no compensa, ni mucho menos, la eterna condenación del alma y, a pesar de su arrepentimiento, el Diablo arrastra hasta el infierno al pobre infeliz entre risas macabras y nubes sulfurosas.
Florentino Pérez y el madridismo no pueden negar que entregar el club a José Mourinho es pactar con el Diablo. A imagen del manager inglés, el portugués goza de plenos poderes en el área deportiva, tiene carta blanca para fichar e incluso es la principal imagen del equipo. Hasta ahí todo normal, pero hay más. Mourinho ha impuesto la antideportiva idea de que para ganar todo vale. Al igual que el Diablo, exige entrega absoluta: Mourinho ha eliminado cualquier opinión o matiz dentro o fuera del vestuario con la sectaria idea de quien no está con él y sus métodos está contra él. Una de las primeras víctimas sacrificadas en esa escalada hacia el poder totalitario fue el hombre que debería haber sido la voz de la conciencia del madridismo: Jorge Valdano, a la sazón su inmediato superior como director deportivo y en las antípodas del portugués tanto en maneras como en criterios futbolísticos. Mourinho no cesó hasta conseguir su destitución y atribuirse sus funciones.
Al igual que el Diablo, basa su poder en el terror: Mourinho ha sembrado un clima cuya finalidad es el exterminio de cualquier oposición o disidencia tanto dentro como fuera del equipo. Para ello no ha dudado en arremeter contra árbitros, estructura de la competición, jugadores y entrenadores rivales… incluso UNICEF no ha podido escapar a los ataques del entrenador portugués. Tampoco la prensa se libra de plegarse incondicionalmente a su causa so pena de ser ignorada o simplemente ninguneada con el envío de un segundón (el también “hechizado” Aitor Karanka).  Incluso se permite tener un mefistofélico portavoz capaz de protagonizar los más esperpénticos sainetes en los que se incluyen humillaciones y amenazas a periodistas.
Pero, sobre todo, al igual que el Diablo, es peligroso: Mourinho se ha permitido incluso cruzar la línea entre el ataque verbal y el físico. Como en el caso del técnico Tito Vilanova, Mourinho no se conforma con la agresión, también tiene que humillar a su víctima en rueda de prensa con un mal chiste a costa de su nombre. Ha sido lo más osado, pero no lo peor. Lo peor es que ese perverso discurso que convierte a las víctimas en verdugos y hace pasar a los agresores por agredidos ha calado en el madridismo. Incluso ha conseguido el difícil malabarismo de hacer pasar los malos modales y la agresividad por una virtud como la sinceridad, mientras que la educación y las buenas formas se convierten en un vicio llamado hipocresía. Al igual que el Diablo, es retorcido. Suponemos que Florentino debe saber que esa política de “tierra quemada” puede conducir al éxito, pero también ata su destino al final de la era Mourinho. Es lo que tiene pactar con el Diablo.

Enemigo en la contienda, cuando pierde da... ¿no era la mano?
En algunas versiones del mito existe otra escena entre el pacto y el desenlace final en la que el taimado Diablo incumple su parte del trato y precipita la eterna condenación del pobre infeliz antes de que éste disfrute de todo lo prometido. En estas ocasiones el Príncipe de las Tinieblas se vale de un nuevo pupilo (otra cándida alma corrompida) que utiliza para proponer un “doble o nada” que puede consistir en un diabólico concurso de violín o, como en la muy entretenida película Cruce de caminos, de Walter Hill, un duelo de guitarras eléctricas (con Ralph Macchio tratando de salvar el alma de un viejo bluesman frente a Steve Vai como protegido del Diablo).
Al igual que el Diablo, Mourinho siempre tiene preparada una nueva presa por la que abandona a la anterior dejándola incompleta e insatisfecha. Siendo entrenador del Chelsea ya hacía guiños hacia el calcio y el Inter de Moratti. Del mismo modo que, una vez instalado en el banquillo italiano, no ocultó sus coqueteos con el Madrid de Florentino (al que por cierto, pretendía irse sin abonar ninguna clase de indemnización por cancelar su contrato en vigor con el club interista). Y es que Mourinho no ha hecho nada por esconder quien puede ser su próximo objetivo: la selección de Portugal. Como ya dejó claro al ironizar sobre la llegada de Pellegrini al banquillo del Málaga, Mourinho jamás acepta el reto de hacer competitivo a un equipo que no sea un potencial campeón (a diferencia de Fabio Capello que hizo ganar el scudetto a la Roma tras casi veinte años de sequía y se ha propuesto otro tanto con una selección inglesa que sólo tiene en su palmarés el Mundial de 1966). Es consciente de que si tiene alguna posibilidad de añadir a su currículum un campeonato de selecciones con su país, es con esta generación de futbolistas portugueses que nadie sabe cuando volverá a repetirse. Pero para ello hay un escollo importante: la selección española. No somos pocos los que sospechamos que tras esa vehemencia por enconar las relaciones entre los jugadores de Barcelona y Real Madrid, se oculta el comienzo de un diabólico plan para eliminar a España de su camino hacia el título. 
Si ese encuentro se produce, serán los jugadores españoles (incluidos, por supuesto, los del Madrid) esos hipócritas deportistas que provocan al contrario, se tiran a la menor entrada y fingen agresiones. Puede que ese día los Casillas, Xabi Alonso y Sergio Ramos lamenten no haber tomado las suficientes lecciones de violín o guitarra eléctrica. Si es así, que Dios se apiade de sus almas.

No os perdáis el duelo de guitarras de Steve Vai contra sí mismo (obviamente él grabó las dos partes y Macchio se encargó de una estupenda interpretación en playback). Por cierto, la obra clásica con la que gana su alma es el Capriccio nº 5 de Paganini de quien, curiosamente, se decía que para tocar así el violín debía haber vendido su alma al Diablo. 

martes, 9 de agosto de 2011

El espíritu de la cebada

Relaciono la cerveza con dos amigos llamados Joaquín. Con Joaquín M. L. descubrí y bebí las primeras "birras" de la adolescencia. Con Joaquín R.L. las comento y disfruto pausadamente en la actualidad. A la salud de ambos.
 
Si, como ya dijimos desde estas líneas, el whisky es ese mágico elixir ámbar, la cerveza no es otra cosa que el espíritu de la cebada.

Una bebida divina
Osiris, dios egipcio de la agricultura,
los cereales y la cerveza
El vino goza de reputación divina (piénsese en su relación con Dioniso-Baco en la religión grecorromana o la eucaristía en el culto cristiano), mientras la cerveza pasa por ser la más profana de las bebidas. Sin embargo, el producto de la cebada fermentada fue, originalmente, tan sacro como el de la vid. En Egipto (uno de los lugares del mundo donde el uso de la cerveza está documentado con mayor antigüedad) Osiris no sólo era dios de la vegetación en general y la cebada en particular, sino que incluso era considerado el inventor de la cerveza. La propia palabra cerveza (sobre la que después volveremos) proviene de la raíz indoeuropea cer- (germinación/crecimiento) y podemos hallarla consagrada en el nombre de diosas agrícolas como la romana Ceres o la celta Cerridwen. El propio Dioniso fue dios de la cebada y la cerveza antes que de la vid y el vino, tal y como atestiguan algunos de sus atributos sagrados más antiguos (el aventador de cereales sin ir más lejos) e incluso el mismísimo Yahvé, antes de ser el Dios único y trascendente, comenzó siendo una deidad semítica de la cebada, prueba de ello es que la Pascua fue en origen la fiesta sagrada de la recolección y ofrenda de las primicias de este cereal.
Es una lástima que los antepasados indoeuropeos de griegos y romanos, al llegar a las cálidas latitudes del Mediterráneo, abandonaran la fabricación y consumo del producto de la cebada en favor del de la vid, ya que a partir de entonces el vino fue sinónimo de bebida civilizada, mientras el consumo de cerveza quedó asociado a pueblos bárbaros. Quizás ambas cosas tengan algo que ver en el hecho de que haya una sofisticada cultura del vino o enología y no exista una “birrología” equivalente.

Elaboración y tipos
El lúpulo, uno de los principales
aditivos de la cerveza
El sistema de elaboración del mosto es similar al del whisky: la cebada se maltea, seca y muele para después diluirla en agua en ebullición. Una hora antes de finalizar este proceso se añade el lúpulo, que da su característico aroma y amargor a nuestra bebida. El uso de este ingrediente se lo debemos a los benditos monjes medievales, ya que esta flor amarilla siempre ha crecido con facilidad en las tapias de los monasterios. Tras filtrar el líquido de todas sus impurezas se añade la levadura, que será la responsable de la fermentación. Finalmente la cerveza es pasteurizada y embotellada para su consumo. Aunque existe una gran variedad de cervezas la clasificación más básica las divide en dos grupos según el tipo de fermentación. La técnica más antigua y rudimentaria es la cerveza de fermentación espontánea llamada Ale (que suele ser fuerte y algo oscura), en la que al mosto de la cebada se le añade la espuma fermentada de una cerveza anterior y después de un par de días a temperatura ambiente estará lista para ser consumida. La cerveza Lager (del alemán “almacén”) es más rubia y ligera, por eso necesita unas cuatro semanas para fermentar y algo más de frío. Durante ese tiempo se almacena (de ahí su nombre) en cubas. Este método fue inventado en la Edad media por los monjes belgas, aunque ellos usaban las bodegas de los monasterios e incluso cuevas.

LA CERVEZA EN EL MUNDO
Para confeccionar esta selección se han tenido en cuenta las marcas más fáciles de encontrar en el mercado español.

La República Checa, cuna de la Pilsener
Aunque se trate de un pequeño país en el corazón de Europa central, la República Checa es importante en el mundo de la cerveza por dos poderosas razones. En primer lugar es el primer país consumidor del mundo en relación litros/habitante. En segundo lugar son los creadores del tipo Pilsener, una de las variedades más populares dentro de las lager. La más conocida es, sin duda, la Pilsner Urquell. La Budejovicky Budvar no es otra cosa que la célebre Budweiser europea que fue exportada a Estados Unidos. Los checos también saben hacer buenas ale y prueba de ello es la Krusovice.

La cerveza alemana
La Oktoberfest (Múnich) es la fiesta de la cerveza más popular del mundo
Si pedimos a cualquier persona que identifique la cerveza con algún país del mundo, la mayoría de la gente pensará en Alemania y ciertamente los germanos son unos de los mayores fabricantes y consumidores del mundo. Beck’s y Bitburger son las más populares entre las tipo pilsenerFranziskaner, Paulaner y Schneider poseen distintas variedades de cerveza elaborada con trigo. Spaten es una lager muy refrescante y para quien se incline por una negra, Köstritzer es una opción muy recomendable.

La cerveza en el Reino Unido
Los británicos tienen una inmerecida fama de malos productores y consumidores de cerveza (piénsese en el mito de la cerveza caliente y demás), ya que poseen una variada y excelente lista de cervezas. En Inglaterra podemos destacar la muy refrescante y afrutada Bass; las imaginativas variedades ambarinas de Marston’s o la oscura Newcastle Brown Ale, mientras que de Escocia podemos nombrar la Tennent’s.

La cerveza irlandesa
Irlanda debe a la cerveza gran parte de su Producto Nacional Bruto y más concretamente a la patente y exportación de la famosa Guinness, una honesta cerveza negra de sabor rústico y proletario. Murphy’s es la cerveza rojiza más conocida, pero también está la Kilkenny. Para los que las prefieren rubias recomendamos la Harp.

¿Qué habría sido de Irlanda sin la Guinness?
La cerveza en España
La cerveza en nuestro país  tiene una historia sinuosa y llena de incógnitas. Hasta la presente las evidencias arqueológicas con restos de cerveza más antiguos encontrados en suelo europeo corresponden al valle de Ambrona (Soria) con una fecha en torno al 2400 a.C. Sin embargo el fácil arraigo del cultivo de la vid en los suelos de la Península (paralelo a la conquista romana) fue tal, que relegó la cerveza al olvido. Desde esa época hasta finales del medieoevo no hay una sola referencia literaria a la cerveza. Incluso Sebastián de Covarrubias, en una fecha tan tardía como 1611, la define como algo totalmente ajeno a nuestro consumo y cultura, o al menos eso podemos deducir de su definición en "Tesoro de la lengua española":
Es una cierta bebida que se usa en las partes donde ay poca cosecha de vino (…) como se usa en Alemania, y en todas aquellas partes Setentrionales. Hazese ordinariamente de cevada; y en muchas partes de trigo (…) y tanto de uno como de otro mezclan con ello algunas otras cosas, y en particular la flor del lupulo.
Pero si, como todo parece indicar, los españoles tomaron la palabra del francés ¿porqué no adoptaron bière en lugar de cervoise que llevaba desde el siglo XV en desuso? Y si en cambio la palabra cerveza llegó a España en la Edad media ¿Por qué no hay ninguna referencia escrita antes del siglo XVI?
Los españoles hemos desarrollado
una "cultura de la cerveza" propia
Consideraciones etimológicas aparte España ha desarrollado su pequeña cultura de la cerveza basada, principalmente, en la “tapa” y el aperitivo. Mahou y San Miguel pasan por ser las más equilibradas, mientras que aquellos que prefieren el amargor del lúpulo se inclinan por Cruzcampo. Dentro de las categorías especiales cabe destacar la poderosa Alambra 1925 y Mezquita, una ale de estilo belga que no defraudará a los paladares más selectos.

La cerveza belga
Si existe un país donde existe esa cultura de le cerveza que reclamábamos al inicio es, sin duda, Bélgica.  Los belgas miman la cerveza y a sus bebedores. Poseen, probablemente, la mayor variedad del mundo, tienen cartas de cerveza, saben elegirla según el horario o acompañamiento e incluso usan un recipiente adecuado para cada una. Entre las ale de abadía destacan Grimbergen y Leffe, que poseen distintas variedades. La sorprendente Hoegaarden es una cerveza blanca de trigo que, en vez de lúpulo, usa cáscara de curasao como aditivo. La potente Kwak se bebe en un curioso vaso creado para los carruajes de época napoleónica y bajo los elefantes rosa de la Delirium Tremens se esconde una fuerte y excepcional bebida con regusto a cítricos. Los bebedores de rubias lager pueden inclinarse por la Stella Artois.

Las cervezas belgas son un tesoro de gusto y variedad
Creo, sinceramente, que esta lista no está nada mal para empezar. Desde el asunto Daffari ya sólo queda recomendarles que las disfruten con responsabilidad y en compañía.

viernes, 29 de julio de 2011

Cuando Bach inventó el Jazz

Con respeto y cariño a M.L.P.G. 
Porque tanto la lógica matemática de las interpretaciones de Gould como su coqueteo entre manía y genialidad  me recuerdan a su carácter. Pero, sobre todo, porque una tarde de invierno lo encontré en calle Larios con elegante abrigo, gorra de paño y bufanda cual estampa viviente del irrepetible pianista canadiense.

Detalle de la estatua de Glenn Gould en Toronto

Como no pudimos conseguir al mejor, tuvimos que conformarnos con uno bueno”. De esta forma tan lacónica se quejaba en un informe escrito de 1723 uno de los miembros del concejo de Leipzig por no haber podido contratar a Georg Philipp Telemann para el puesto de director musical de la iglesia de Santo Tomás y tener que aceptar a Johann Sebastian Bach. La queja parece hoy día ridícula y fuera de lugar, ya que si bien Telemann ha pasado a la historia como un compositor importante, Bach lo ha hecho como un coloso.
Actualmente se acepta de forma unánime que con Bach comienza la música clásica tal y como hoy día la concebimos (Wagner llegó a decir que Bach era a la música lo que el sánscrito a las lenguas indoeuropeas modernas), hasta el punto de que su actividad (como la de Sócrates en la filosofía) marca un antes y un después. Sirva como ejemplo que los musicólogos llaman música antigua a la compuesta con anterioridad a la época del genio alemán. En descargo del concejil de Leipzig debemos reconocer que carecía de la perspectiva de casi tres siglos con la que hoy día podemos enjuiciar a ambas figuras.
Quien si gozó de reconocimiento e incluso se convirtió en una leyenda en vida fue Glenn Gould. El pianista canadiense, auténtico enfant terrible de la música, no dejó ni deja indiferente a nadie: o se le detesta o se le venera, pero todos reconocen (detractores y partidarios) que sus versiones del repertorio clásico son únicas e inconfundibles. Su grabación de las Variaciones Goldberg de Bach, lo catapultó a la fama en 1955. Nadie las había tocado antes (ni después) así.  
Hacía pocos años que el disco de larga duración había llegado al mercado y las compañías discográficas podían plantearse grabar en un solo vinilo de dos caras, obras que antes ocupaban varios discos. Aun así, había que tener un pianista que fuera capaz de volar literalmente sobre el teclado para embutir las Variaciones Goldberg en apenas cuarenta minutos. Pero Columbia tenía ese pianista: un joven canadiense de veintidós años escasos que podía tocar a una asombrosa velocidad sin sacrificar la precisión ni ensuciar la limpieza de la digitación dejando oír el más leve roce sobre las teclas vecinas. Para imprimirle un mayor atarctivo, aquel virtuosismo estaba aderezado con una heterododoxia técnica que horrorizaba a los puristas: sentado encorvado sobre un minúsculo taburete; con la cara entre las manos; la nariz sobre las teclas y sin dejar de canturrear (en todas sus grabaciones es audible de fondo el tarareo de Gould). 
Cuando el disco salió publicado hizo furor, hasta el punto de llegar a hablarse de las Variaciones “Gouldberg”. Su impacto entre los estudiantes de piano de todo el mundo fue contradictorio: para muchos fue el acicate definitivo que les animaba a seguir sus carreras al considerarlo un triunfo de la juventud sobre los encorsetados y tradicionales maestros de música. Para otros, sin embargo, fue motivo de honda frustración, (como narra magistralmente Thomas Bernhard en su magnífica novela El malogrado) al comprender que nadie podía alcanzar ese nivel. Hubo quien dejó la carrera, hubo quien regaló el piano e incluso hubo quien se permitió la frivolidad de tirarlo por la ventana.
Por otro lado al fin se le hacia justicia a la obra de Bach en su justa dimensión. Las Variaciones Goldberg fueron compuestas en 1741 y constan de un aria da capo e fine (una al principio y otra al final) rodeando treinta variaciones desarrolladas en torno a una misma armonía. No sólo nadie había resaltado hasta ese momento la riqueza tímbrica de la partitura como lo hizo Gould, sino que incluso destacaba la modernidad del derroche de imaginación melódica del genio alemán en claro paralelismo con el jazz contemporáneo. Además de hacer que las Variaciones fueran tan suyas como de Bach imprimiendo su particular sello, Gould destacaba la fuerza rítmica de la partitura demostrando que habían tenido que pasar trescientos años para que el bebop de los Charlie Parker y Dizzy Gillespie o incluso el cool de Miles Davis lograran igualar ese derroche de imaginación melódica en torno a un único tema musical.
Gould, impredecible para todo, dejó de tocar en público en 1964 con tan solo treinta y un años. Consideraba que el ambiente de los conciertos estaba enrarecido por el elitismo y un repertorio estancado. Durante el resto de su carrera se refugió, literalmente, en el estudio de grabación (“Para mí, la felicidad es pasar 250 días al año grabando”, llegó a decir). En su opinión este era un modo más “democrático”  de relacionarse con el público al permitir llegar a un mayor número de oyentes (y de mayor espectro social) que la sala de conciertos.
Murió en 1982 de un infarto cerebral con tan sólo cincuenta años de edad. Aunque apócrifa, es hermosa la leyenda de que cayó de bruces sobre el teclado del piano mientras su magnetófono registraba la obra de un coloso llamado Bach.

Nota: Esta versión de "Las variaciones" no es la mítica de 1955, sino una grabada como película en 1981. He preferido colgar esta porque el excepcional documento audiovisual permite contemplar la puesta en escena de Gould así como su heterodoxa técnica. Gould sin trampa ni cartón. Que aproveche.









miércoles, 19 de enero de 2011

Inmortales

Tras la batalla advirtieron un olor que se imponía sobre el de la herrumbre y la sangre seca en las armas: El olor a Gloria.


Con estas palabras se abría Gothia, una malograda "novela de caballerías" (de la que conservo el prólogo, primer capítulo, el borrador del segundo y un esbozo del resto del argumento) que comencé a escribir espoleado, como parte de un juego, por mi amigo Alex Lozano. Aquella labor dejó de tener sentido un ocho de enero cuando, con apenas treinta años, cabalgó prematuramente hacia la inmortalidad bajo escolta de todos aquellos personajes (Ramiro, caudillo de los godos; el felón Alarico; Baraquías "el Rayo", guardián de la tumba del Apóstol Santiago; Paulf y Carolo de Betia; Augusto de Tritonia, Tolomeo "el Joven"; o Aleixandre "el Nigromante", príncipe de Bizancio). In memoriam.

SIT TIBI TERRA LEVIS

domingo, 16 de enero de 2011

Ni en sueños

Todos soñábamos con que este año el Balón de oro recayera en un español, Xavi e Iniesta eran finalistas e incluso la Gazzetta dello sport filtró el nombre del manchego como ganador. Los dos eran campeones de Liga y sumaban el campeonato del mundo al título europeo conseguido hace dos años. Pero nada, ni por esas.
Un anuncio de una conocidísima marca deportiva emitido con ocasión del Mundial nos dio bastantes pistas, pero no supimos interpretarlas: Drogba, Cannavaro, Ribery, Cristiano Ronaldo... todas las estrellas de la firma soñaban como sería su vida y sus países si ganaban el campeonato del mundo ¿Todas? ¡No! Los españoles Piqué, Cesc y el propio Iniesta eran los únicos que ni siquiera aparecían sobre el campo: se les veía sentados tirando un periódico con enfado tras leer que la campeona era la Inglaterra de Rooney. Y es que, a los españoles, no se les permite ganar ni en sueños. Tal era así que, cansados de tanta frustración onírica, los chicos de la Roja no tuvieron más remedio que hacerlo realidad.
El Balón de oro es como los Oscar de Hollywood: como todo trofeo, no siempre deja sensación de ser justo. En el cine al menos queda el consuelo de que el tiempo deja las cosas en su sitio y las películas se revalorizan o devalúan con los años. Por ejemplo Perdición, de Billy Wilder, es considerada una obra maestra de forma unánime, mientras nadie recuerda ya Siguiendo mi camino (con Bing Crosby haciendo de cura), la película que le arrebató el Oscar en 1944. Pero el fútbol, a diferencia del cine, es un efímero "arte de lo inmediato". Un partido se juega y la crónica queda para los anales, pero rara vez vuelve a visionarse. Prácticamente ningún aficionado al fútbol ha visto ningún partido completo de los ídolos de la generación anterior. Así que los jóvenes aficionados de hoy día no son conscientes de lo ridículo e incomprensible que nos resulta que gente como Papin o Matthias Sammer tengan un galardón que no recibieron Klinsmann ni Maldini (por citar sólo un par de ejemplos).
Nadie duda que Messi sea el jugador más espectacular, explosivo y desequilibrante del planeta y decir que no merece el trofeo sería una barbaridad, pero desde que el Balón de oro y el FIFA world player se unificaron en 1995 (antes el trofeo estaba limitado a jugadores del continente europeo), una ley no escrita dictamina que los años de Eurocopa y, sobre todo, Mundial, consagran a un jugador de la selección campeona. Al menos ésa fue precisamente una de las excusas para no reconocer a Raúl González (y mis escasos lectores saben que no soy nada sospechoso de madridismo), un hombre que, además de serlo todo en el Real Madrid, ganó con su equipo la friolera de seis Ligas y tres Copas de Europa.
¿Qué queda al final? Una sensación de injusticia y frustración generalizada. Porque, si a estos chicos no les ha servido de nada ganarlo todo con sus clubes y selección... ¿cuándo le darán el balón de oro a un español?
Yo, por si acaso, le recomendaría a Luis Suárez que duerma con el balón de oro bien agarrado. No sea que vengan durante la noche y se lo arrebaten aprovechando su sueño.

Luis Suárez. Único balón de oro español hasta el momento
(y por lo que se ve, a perpetuidad), contempla su trofeo. Que tenga cuidado...

miércoles, 5 de enero de 2011

Noche de Reyes

La casa y el pasillo ya eran de por sí inquietantes. Pero… si ellos eran tres ¿de quién era la cuarta silueta que acechaba en la oscuridad?

Los Reyes Magos (mosaico bizantino de la Iglesia de San Apolinar. Rávena)