lunes, 3 de septiembre de 2012

Incomunicado, antisocial, cultureta, friki, radical... ¡Cavernícola!

A todos aquellos que pensáis que tanto internet como las nuevas tecnologías puden dar más de sí.
 
Nunca me he considerado enemigo del progreso o del desarrollo tecnológico. Ambas cosas nos han sacado de las cavernas y nos han traído las vacunas, la electricidad, el agua corriente, el reproductor de música o el cinematógrafo. Sin embargo, la vorágine por adquirir nuevas tecnologías y sus consecuencias sociales se están convirtiendo en una carrera consumista que raya los límites del absurdo. Hoy resulta más acertado que nunca aquel comentario de Oscar Wilde de que "no hay nada tan peligroso como ser tan moderno ya que se corre el riesgo de quedar anticuado en seguida".

¡TODOS BAJO COBERTURA!
Lástima que no prosperaran estos móviles de autnetico diseño italiano
Hasta mediados de la década de los 90 la telefonía móvil era una rareza y un lujo sólo al alcance de seudoejecutivos y tipos con pinta de agentes de bolsa. Ponerse en contacto con familiares, amigos y conocidos no era difícil: todos sabíamos a qué hora telefonear (hoy diríamos al "fijo") para encontrar a cualquiera en casa. Pero de repente, la generalización del móvil vino acompañada de una mayor dificultad para contactar con la gente por cauces "tradicionales". Casi nadie parecía estar en casa nunca y no se devolvían las llamadas al domicilio "Uy, es que llamar a un fijo desde el móvil es muy caro", decían. Por si fuera poco las consecuencias de no tener móvil llevaban incluso a la exclusión social: podías estar esperando a los amigos más de media hora sobre el horario previsto para la cita y luego escuchar "Uy, hemos llegado tarde pero al único al que no pudimos avisar fue a ti. Como no tienes móvil, estás incomunicado". Eso por no hablar de las conversaciones que no podías seguir porque llevaban rato iniciadas gracias a la complicidad de las llamaditas o los SMS. Mis amigos incluso hicieron el esfuerzo de convencerme con ejemplos realistas tomados de la vida cotidiana: "Uy, tener un móvil es la única forma de avisar a la policía si una banda albano-kosovar te mete en un maletero para secuestrarte". Yo, que siempre he sido un poco paranoico, encontré un verdadero argumento de peso, pero cuando estaba a punto de salir corriendo a la tienda pensé que si mis amigos eran incapaces de localizarme sabiendo mi domicilio y teléfono fijo ¿cómo diablos iba a encontrarme una banda de albano-kosovares? Finalmente, a mediados de 2005, fui trasladado fuera de mi ciudad por motivos de trabajo y pensé que el móvil sería más cómodo y rentable que la cabina de teléfonos. ¡qué placer el de mandar y recibir llamadas y mensajitos! Y lo mejor de todo: ¡Volvía a estar comunicado con el mundo!
   
¿Cómo se las apañaría Hermes sin messenger?
TIENES UN EMILIO
Pero, ay, amigos míos, cuan efímera es la ilusión de sentirse plenamente satisfecho. Al poco tiempo comenzaron los mismos problemas de comunicación. "¿Por qué nadie me avisa por el móvil?", protesté. "Uy, el móvil es muy caro", contestaron, "Nos hemos pasado todos al Messenger".
Para continuar esta historia debemos retroceder más o menos a la época en que aparecieron los móviles. Cuando Internet comenzó a generalizarse, muchas personas que jamás habían escrito una carta, sintieron la necesidad imperiosa de crearse un correo electrónico. Yo, que siempre he sido un apasionado del género epistolar, me entusiasmé imaginando que aquello sería el inicio de una hermosa y fructífera correspondencia con los amigos. Cual sería mi desilusión al encontrar mi buzón abarrotado de virus informáticos, estúpidas cadenas de mensajes plagados de leyendas urbanas, chistes de dudoso humor y pornografía de lo más soez. Pero al menos, tener un correo me permitía usar la aplicación del Messenger para no volver a quedar aislado.

ATRAPADO EN LAS REDES SOCIALES
Mas un buen día, paciente lector, aquellas lucecitas verdes que advertían de la disponibilidad de los contactos dejaron de encenderse para siempre. "¿Dónde os metéis todos?", pregunté. "Uy, el messenger es muy limitado. Ahora estamos todos en Facebook, donde puedes compartir imágenes y otros contenidos. Si no fueras tan antisocial, ya te habrías hecho uno". Y es que, con el transcurso del tiempo, los teléfonos se habían desarrollado tanto que, gente que jamás había hecho una foto, sintió nuevamente la imperiosa necesidad de adquirir un nuevo móvil con cámara.
Tengo que reconocer que la primera vez que entré en Facebook su potencial de comunicación me fascinó. Si un comentario del tipo "Acabo de hincar un truño" era capaz de suscitar decenas de réplicas y muestras de aprobación a pesar de su escatológica concisión, ¿qué cantidad de intercambios y sugerencias generaría compartir artículos de divulgación, música o vídeos? Cual sería mi sorpresa al comprobar que estos menesteres solían ser recibidos con general mutismo por mis contactos. "Uy", me explicaron, "es que usar todo esto en Facebook resulta un verdadero desperdicio" (podrían haber añadido, parafraseando a Les Luthiers, "y tenemos por costumbre deshacernos de los desperdicios"). "Esas utilidades son más propias de un blog", me aconsejaron, "¿por qué no te haces uno?". Y fue así, amigos y seguidores, como en enero de 2010 arrancó El asunto Daffari, que tampoco tuvo la aceptación esperada por, digamos, la desconcertante disparidad de contenidos. "Uy, cine y música clásica, que cultureta", decían unos, "con este nivel cualquiera se atreve a hacer un comentario". "Uy, fútbol y Semana Santa", decían otros, "mira si hay que ser friki para dedicar literatura a esas cosas". En fin, en esas andamos.

Este señor ha encontrado algo realmente digno de compartir en las redes sociales.

LOS POLLITOS DICEN PÍO, PÍO, PÍO. CUANDO TIENEN HAMBRE, CUANDO TIENEN FRÍO
Mientras tanto, a algún cerebro pensante se le ocurrió que la posibilidad de poder acceder a Internet sólo desde el domicilio era algo obsoleto y debería poder hacerse a través del móvil desde cualquier lugar (era ciertamente frustrante que alguien comentase haber hincado un truño y no pudiéramos contestar inmediatamente, sino al llegar a casa un par de horas después). Así que la gente tiró sus móviles llenos de cámaras y megapíxeles y corrió a hacerse con Iphones, Ipads y demás maravillas de la tecnología. Para estar "in" ya no valen llamadas, sms, emails, messenger, facebook ni gaitas. Ahora hay que tener el Wassup (o como leches se escriba). Cansado ya de la fugacidad de cada invento y aplicación, me negué a cambiar de móvil y protesté por lo que consideraba simple frivolidad consumista. "Uy, tú es que siempre has sido un radical", me espetaron.
De la noche a la mañana me vi solo en Facebook. "Uy, ahora estamos todos en Twitter", me advirtieron. "Es que en Facebook sobran demasiados caracteres cuando escribes desde el móvil y además, hay muy poca privacidad". Yo no quise decir nada, pero para comentar "acabo de hincar un truño" ciertamente no te hacían falta demasiados caracteres. En cuanto a lo de la privacidad, el hecho de ilustrar semejante estado con tu foto en plena faena sobre la taza del váter, tampoco es que dejara mucho espacio a la intimidad.
Por lo que respecta al Twitter (lo último hasta el momento) hay que reconocer cuan limitado era pasar una cena con los amigos disfrutando tan sólo de la conversación de los presentes. Gracias a Dios, esta aplicación abre la velada al resto del mundo, convirtiendo el entorno de la mesa en una especie de gallinero (la palabra tweet va que ni pintada ya que significa "piar" en inglés) donde los constantes pitidos y zumbidos advierten de un nuevo y jugoso comentario allende las ondas. Pero no se crean que los que carecemos de estos inventos nos sentimos aburridos o excluidos, uno siempre puede dedicar esos momentos de ensimismamiento a calcular cuanto ha crecido en la última semana la mata de albahaca.
Y aquí es donde, servidor, siguiendo el ejemplo del viejo Groucho, pide aquello de "paren el mundo que me bajo". Me niego a continuar con esta absurda escalada consumista: paso del Facebook y estoy planteándome que hasta del teléfono móvil. Continuaré el blog (con lectores o sin ellos) porque me parece una estupenda excusa para obligarme a escribir. Aun a riesgo de quedar incomunicado, ser antisocial, que me califiquen de cultureta, friki o hasta radical. Si toda esta gilipollez alienante es progreso, llámenme... ¡Capitán cavernícola!

¿Cómo se podrá reir sin messenger, facebook, wassup ni twitter?
Como pequeña recompensa para los que habéis tenido la santa paciencia de llegar hasta el final de esta elucubración mental, os dejo esta desternillante escena de Un día en las carreras. Decidme si  no podría ser digna metáfora del tocomocho con el que nos estafan constantemente en nombre del "progreso".

20 comentarios:

  1. Pues Pablo, permíteme que te diga que me has hecho reir esta mañana y eso ya merece un guiño.
    En cuánto a lo que dices., genial, tan real como la vida misma, con la diferencia es que unos, o sea, unos pocos os reveláis a esta carrera que va tornándose "turbia" y otros, la mayoría, como yo, vamos a remolque y con la sonrisa de oreja a oreja por estar eso.., "in"; es decir, por enmemecernos cada día un poquito más.
    De polvareas familiares no hablamos.., ¿no?.
    Anímate, no desesperes, que el piar se va a acabar, de hecho, ya empezamos a rebuznar....., apúntate. ;)
    Un abrazo.

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    1. Me alegro de que esta entrada te haya arrancado una sonrisa ya que su principal intención, además de una llamada a la reflexión, era simplemente esa.
      La gente siempre se ha reído con chistes a costa de futbolistas, famosos, políticos, militares, tarados, tullidos, cornudos, gays, la madre propia o ajena, monjas e incluso del mismísimo Dios. En ocasiones, con pésimo gusto, en otras con tanto gracejo que incluso a los "afectados" les ha parecido divertido (aquí incluiría al mismísimo Dios). Sin embargo, de un tiempo a esta parte, hay personas que están desarrollando una relación tan íntima y personal con sus móviles y aplicaciones que, cuando se hace un chiste (como en este caso) a costa de las nuevas tecnologías no son pocos los que se sienten heridos en su susceptibilidad. Eso me parece un poco preocupante.

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  2. tan real como la vida misma, sí. lo del what's up, que se escribirá así supongo por lo de ¡¿cómo estás?! de los americanos, es el truño tropecientos mil en que todos creen que ya ahí la sociedad ha llegado a su estado evolutivo en que pasamos al homo technologicus, pero con el tiempo ya se cansarán, más el tiempo quedarán por culo con el rollo cambia el móvil, paga internet en el móvil, hazte el whatsup...cuando internet me aburre soberanamente transcurrido 30 minutos.
    lo del móvil no lo veo mal, hasta cierto punto, y si decides no usarlo pásame el fijo que las distancias se compensan con un teléfono. ahora bien, lo de la cámara de fotos cuando salió yo no me explico la gente que le dio por hacer fotos, cuando cinco años antes lo más era tener videocámara.
    facebook, pues noes gran cosa, al final los que llamas p or teléfono son tus amigos y no ahce falta tener 400 contactos...¿qué hablas con los 400 todo el día? ¿qué tienes acciones en movistar? el exhibirse creo que es lo que mueve a la gente a estar ahí, pese a que haya excepciones en que se comparten cosas y con la crisis parece que se comparten algunas cosas interesantes.
    bueno, no olvidemos la muerte del de apple que parecía que había muerto Leonardo da Vinci o Miguel Ángel...si lo único que puede decirse de él es que montó un chiringuito con apple que le salió muy bien, engañando a los cuatro millones de mindunguis que hacen cola por una nueva supneractualización de su ipodos X8 new degeneration.

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    1. Pepe, no te preocupes por teléfonos redes sociales ni zarandajas. Tú sabes que nosotros siempre estaremos unidos aunque sea por vía telepática.
      Cuanta razón tienes en el ansia de exhibicionismo del personal.
      Los que hablamos de Leonardo o Miguel Ángel somos, por supuesto, mucho más raros y peligrosos que aquellos que hacen colas de días para hacerse con el último inventito en cuanto sale.
      Un abrazo.

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  3. Yo he decidido decir "basta" también. No sé para qué quiere la gente tanta red social, tanto programita y tanta aplicación si luego le dan un uso que, además de ínfimo, resulta patético en muchas ocasiones. Es una realidad innegable que todos estos "avances" tecnológicos al servicio de las mejoras en la comunicación entre personas paradójicamente lo que consiguen es el efecto contrario: que la gente se pase una hora, tres o medio día aislado del mundo real mientras mantiene "conversaciones" (si se puede llamar así a eso que hacen tecleando un idioma apenas reconocible merced a las múltiples faltas de ortografía y abreviaturas guais) con otros en su misma situación no es comunicativo, sino rayano en lo enfermizo. Esa es otra: el uso de móviles y chat les ha vuelto tan vagos y descuidados a la hora de escribir, que ya ves a gente que incluso en aquellas entradas del facebook en las que se supone que están reflexionando sobre algún tema candente o alguna situación personal se convierten en pantomimas por culpa de escribir con la punta del nabo. En fin, que yo me paso al teléfono de dos yogures danone vacíos unidos por un hilo de lana, que será más cutre pero tiene más gracia.

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    1. Hay quien dirá que es una "evolución lógica" del idioma.
      Por cierto, buenísimo lo del teléfono con los yogures. Estoy pensando seriamente volver a aquel invento.

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  4. Yo sí he llegado hasta el final con colofón de los Hermanos Marx. Muy bueno, Daffari. Tanta privacidad y tant cuento y con estas redes sociales estamos con el culo al aire más que nunca. Saludos. Borgo.

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    1. Con el culo al aire, si señor. Me alegra volver a saludarte por estos lares.

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  5. Bien sabe que yo soy casi como Vd es este sentido. Al siglo XXI le cuesta adentrarse en mi domicilio. Recuerda el móvil que llevaba en la EOI (que supuso la ruptura de cierto contrato) pues lo jubilé el mes pasado por uno de segunda mano con mp3 y camara de 2mpx. No tiene ni para facebook ni para twitter ni wassup ni leches pero se puede escuchar una canción del Pingüino, aparte de recibir y hacer llamadas y enviar sms(que obsoleto, no?)

    Respecto a las redes sociales, es cierto que "te acerca" a "tus amigos" pero su uso es tan rocambolesco que da situaciones como la que Vd describe o como las que yo postee en su día:

    http://ytambiendoshuevosduros.blogspot.com.es/2011/05/tempus-fugit.html

    Al fenómeno de las redes sociales yo los describiria con la frase de Francis Bacon (el pintor) "Una multitud no es compañía, es tan sólo una colección de retratos"
    Por que seamos coherentes de verdad alguien conoce y a interactuado con los 712 amigos de su perfil, por poner un ejemplo. Como notará mi cuenta está más abandonada que una colilla en el corte inglés, pues al igual que Vd no le encuentro mucha utilidad, salvo casos puntuales.
    Un saludo!

    PD: Que grandes recuerdos me ha traido la escena de los Hnos. Marx.

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    1. ¡Ay, Sr. $. M. K.! Si supiera cuánto me he acordado de Vd. desde que comencé a escribir esta entrada hasta el punto y final. Tomo nota del enlace de su blog y me paso ahora mismo.
      Y hablando de tecnologías y EOI, creo que alguien grabó aquel homenaje a los Hnos Marx que protagonizamos ¿conservará alguien el testimonio histórico? sería digno de indagarse. Un saludo.

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    2. Yo hice como Woody Allen con su film de Manhattan, me lleve la copia para quemarla, pero algo salío mal. Si se anima está invitado a ver la bochornosa interpretación (pase privado). Avise para que haga memoria y averigüe donde lo oculté.

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  6. Antes se sobrevivía en la jungla de asfalto, ahora en la jungla tecnológica, de la que soy un moderado partidario sin fanatismos, aunque en muchas cosas empiezo a parecer un auténtico carroza. Lo de los twitter, eso de comentar cualquier cosa que te ocurra en directo y para todo el mundo, me parece una chorradita.

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    1. Tengo la impresión, Pepe, de que el éxito de "Gran hermano" ha estimulado a la gente a creer que retransmitiendo su vida en directo tendrá la posibilidad de hacerse famoso.
      Gracias por la visita.

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  7. Cómo te entiendo...
    Basta decir que no tengo móvil; facebook sí (pero fue por volver a coger spotify; la verdad es que apenas lo uso)...
    Un saludo.

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    1. Leyendo la mayoría de vuestras intervenciones me da la impresión, David, de que no somos tan minoría los que pedimos un poco de racionalidad en el uso desenfrenado de estas tecnologías. Tal vez, la "coacción" de los medios y el ruidoso entusiasmo de los partidarios nos hacen creer que somos excepciones cuando no es así.
      Un placer saludarte.

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  8. http://www.youtube.com/watch?v=YXZ6pZyOA-Y

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    1. Lástima que no hayan puesto la escena con la parrafada que le suelta el otro para que "El Nota" responda con esa réplica. Así se entendería mejor la relación con este tema de la evolución tecnológica.

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  9. Elvira Frapolli Daffari9 de septiembre de 2012, 11:33

    Estoy de acuerdo, Daffari. Esto de las tecnologías nos arroya como boregos. Cierto es que algunas herramientas tienen su tilidad. Pero concretamente facebooK, me parece ñoño y a veces hasta patético. El ejemplo del truño es toda una representacion de lo estúpidos quepodemos llegar a ser. Todo para mostrar lo que hacemos, la barbacoa, mi niño lo grande que está en su cumple, o el viaje tan maravilloso que hemos hecho. Poca utilidad para nosotros y mucha pérdida de tiempo. Pero eso sí, estamos con el culo al aire, como alguien ha comentado aqui; nuestra vida es pública, universalmente, y dudo que con gran utilidad. No niego haber encontrado en facebook a personas que no veía desde hace siglos, y eso tiene una satisfacción, pero mas allá de eso, facebook se queda cortito. Yo tambien estoy en ese momento en el que voy a despedirme de facebok, y buscar algo mas util. Tal vez un blog, donde contar algo mas util. Lo que si veo una revolución es poder tener en el movil, todo, al alcance de tu mano: la wiki, la real academia de la lengua, un traductor de idiomas,, un convertidor de unidades, la radio...... y un sinfin de herramientas. No eres tan radical, ni cavernícola, ni antisocial... es que somos muy borregos!

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    1. El problema es, precisamente, que todas esas utilidades al alcance de la mano que tú refieres, son las que precisamente la gente no usa. Cierto que Facebook acerca a gente que no vemos desde hace siglos, pero es un acercamiento un tanto ficticio y artificial, en el sentido de que no vemos ni sentimos físicamente a la persona. Algo así como cuando coincidimos con algún otro viejo conocido y nos intercambiamos los móviles sabiendo perfectamente que nunca vamos a llamarnos.
      En cuanto a tu idea del blog, te animo a ella si te gusta escribir. Aquí tienes ya un primer seguidor si finalmente te decides.
      Muchas gracias por participar y un beso (con los límites de ficción y artificiosidad que el medio impone).

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  10. Amigo Daffari: ¡actualiza el blog, hombre, que se te echa de menos! Saludos. Borgo.

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